Honestidad y verdad: Secretos del artista

Sobre la tendencia del artista

Yo no puedo inclinar mis pensamientos y mis razones a la oligárquica derecha de unos cuantos que erradamente en su concepción limitada de la vida creen tenerlo todo. Saberlo todo. Algunas clases poderosas, que si bien ahora han ido tomando conciencia de un mayor arraigo popular hasta dar vuelta su mirada hacia problemas elementales básicos como la educación, la creación de puestos de trabajo, el aborto, seguro y pensión de jubilación, entre otros; aún persisten en sus medidas de discriminación en todas sus formas, si bien es cierto se ha avanzado en papeles, pero todavía hay persistencia en la práctica de cada día. Sociedades excluyentes. Rezagos atrasados que aún persisten en mi país, y que realmente preocupa en estos nuevos tiempos en los que un mundo cada vez más global exige inclusión para todos. (...)

Por otra parte, tampoco puedo declinar mi escritura y ceder mi convicción ética a la extrema izquierda, que llevada por su falsa pasión de imponer precipitadamente la solución erige la bandera represiva y caótica que martiriza. En mi país, aún quedan rezagos de ello; si bien es cierto están camuflados como seudolíderes de libertades y ofrecen programas ideológicos distintos maquinan perversos intereses autoritarios en todas las maneras posibles. Nuestra sociedad debe rechazar sin miramientos ni contemplaciones. Se sabe, cuando estamos frente a un líder auténtico porque inspira confianza, diálogo, trasparencia y sobre todo su proceder es noble y desprendido, no hay ambiciones en él más allá que los intereses colectivos de bienestar para sus demás congéneres. Optemos por seguir lo correcto. (...)

Sobre el poder y la respuesta social del individuo

El poder siempre está latente. Nos tienta. Nos conmina a pertenecer sus filas. Nos cambia. Cambia y seduce la conciencia humana cuando no está bien cimentada en esa maravillosa escala de valores que tantos buenos padres y maestros han tratado de afianzar. La conciencia social y moral empieza a formarse desde la casa y complementa la escuela. (...)
He escuchado decir muchas veces a más de un centenar de personas, que lo mejor que puede hacer un individuo es apartarse de todas estas meras manifestaciones populares que corrompen, pero si hemos de tomar esta vía estaremos limitando nuestra conciencia cívica y eso empobrece a la sociedad. Sin conciencia cívica, y más aún sin conciencia social no se avanza, no se progresa.(...)
Tomar como faro un pensamiento así, no lleva más que al encajonamiento hasta crear alrededor del que eligió esta vía una burbuja iridiscente momentánea que sabemos cualquier fricción o presión podría romper y dejar al desamparo. Pensar en una convivencia tal es deshonesto con nuestro propio principio vital de ser auténticos y expresar libremente lo que pensamos. La expresión verdadera debe llevarnos a un proceder auténtico en nuestros actos de cada día. Es mejor ser honesto. Analizar cuál es nuestro papel real en nuestra propia sociedad, y sobre todo en nuestra vida.

Sobre la sinceridad del artista

No puedo reírme sentado, en la mesa opulenta del que tiene. Si lo hiciera alguna vez, habría de hacerlo porque nunca disfrutaría tanto de estar con los que más quiero. No hay nada más profundo que cenar alegremente al lado de quien se respeta, se admira y se considera. No podría desdeñar tampoco a los que sin sentirse grandes, lo son. De quienes hay mucho que aprender.

No podría desdeñar a los que están sentados conmigo en esa mesa grande, ni en cualquier mesa por más pequeña que sea; pues he aprendido tanto de tantas formas de personas que teniendo todo son honestas.

No puedo usar corbata, saco, pantalón, camisa, abrigo y hasta una boina sólo para parecerme a los que tienen o a los que saben; en realidad cada persona está contenta con lo que tiene y expresa su sabiduría de la mejor manera posible. No es por querer ser parte de este formal procedimiento. Es mi forma de ser y de vestir así. El vestido no hace más grande al hombre o a la mujer que lo usa, sino que lo presenta respetable. Es todo. Son sus actos los que lo determinan.

Sobre la trascendencia y la vida.

(...)La mediocridad nos suma en un constante atraso. Nos hace conformistas, cercena nuestras alas visionarias y nos acomoda a lo simple, a lo común. Un hombre común y ordinario. No encontrará el éxito jamás. Como se lo expresé a una de mis estudiantes ayer: “El éxito trae la excelencia, y por ende la trascendencia”. Trascender debe ser el propósito de todo organismo humano vivo. (...) Seremos recordados por lo que llegamos a expresar y no por lo que sólo mantuvimos pensado en secreto. Toda persona proba, honrada, íntegra de bien aprende con su experiencia a conducirse durante su única vida. La experiencia es vital.

El objetivo real del artista.

No puedo decir que odio el “Sistema” en el que vivo, aunque mis más internos y concretos sentimientos me inclinen a pensar ello. Lo que debo más bien, no es quedarme a criticar y centrarme en lo negativo, sino a aportar con mi pensamiento para tratar de hacer de este universo sistémico algo más honesto. El Sistema humano ha sido y siempre será así. (...)

Por eso, he aquí la importancia del arte y de sus defensores que buscan cada día plasmar a través de sus obras, su música, su pintura; mundos tan perfectos como lo sueñan dibujados en sus palabras, sus ritmos y compases, sus colores. Mundos tan equitativos, justos y verdaderos que si bien jamás veremos alcanzar, habremos de contribuir a ello con nuestra esperanza. Estoy convencido plenamente que en la medida de nuestro esfuerzo y pasión habremos de contribuir para plasmar aquello. El reto y el logro de nuestro arte no está en alcanzar la perfección del mundo material inmediato, sino en remover la conciencia y sensibilidad del mayor número de hombres y de mujeres posibles desde su misma estructura que integran este mundo materialista.

La elección final del artista

Finalmente, no puedo tender mis ideas a un sólo bando, (...)De hacerlo quedaría sumido y hasta limitado a una sola estructura de pensar partidarista y de propaganda, que respetaría pero jamás del todo compartiría. Estructura de pensar que terminaría sólo atribuyéndome un cliché nominativo para referirse a mi causa, a mi convicción. No creo que nadie que quiera lo mejor para la sociedad en que vive opte por quedar enfrascado en ello. Los bandos de pensamiento que se pueden formar siempre tendrán un solo camino que es la libertad erguida en base a la verdad.

Víctor Abraham les saluda
Desde la Civdad de Los Reyes Del Perv

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