Salvatore Quasimodo: La función real del poeta.
El poeta es un inconformista y no penetra la cáscara de la civilización literaria falsa, que está lleno de torres de defensa como en la época de las comunas. Él pasa de poesía lírica a la poesía épica para hablar sobre el mundo y el tormento en el hombre vive racional y emocionalmente.
El poeta se convierte en un peligro para los jueces de la Libertad Cultural, quienes ponen bajo sospecha sus actos y palabras, es así como por medio de la crítica conformista tratan de hacer que el concepto mismo de la poesía sea condenada a la inmovilidad.
De: El poeta y el político.
"Vallas en vano entre el polvo,
Ha muerto, se oyó el último trueno
en el corazón del barrio viejo,
y el pájaro ha caído de la antena,
allí arriba sobre el convento,
en dónde cantaba, antes de posarse.
No excavéis pozos en los patios,
ya no tienen sed los vivos.
No tocar los muertos, tan rojos, tan inflados,
dejarlos en tierra en sus casas,
la ciudad está muerta, muerta. "
Milan, Agosto 1943, tomado de Día tras día
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La poesía es también la propia constitución física del poeta, y es por tanto imposible separar al poeta de su poesía.
De: El poeta y el político.
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Sobre el autor: Salvatore Quasimodo es un poeta y crítico literario italiano, nacido en Modica, Sicilia. Comenzó a escribir mientras trabajaba como ingeniero de caminos. En el año 1938 había publicado ya cinco libros de poemas y, a partir de 1940, fue crítico teatral del periódico Il Tempo. Fundó la escuela hermética, un grupo de poetas italianos que como no podían criticar abiertamente al fascismo, tenían que escribir de un modo velado, utilizando complejas simbologías y un estilo extremadamente rebuscado. Después de la II Guerra Mundial, su escritura se hizo más comprometida y reflejó su oposición al régimen fascista, los horrores de la guerra y el sentimiento de culpa experimentado por el pueblo italiano. Esto queda perfectamente expresado en obras como Día tras día (1947). Más tarde, en 1961, apareció una recopilación de sus escritos sobre teatro. Además, en todos esos años, Quasimodo llevó a cabo excelentes traducciones de autores clásicos griegos y romanos, como Homero, Virgilio y Cátulo, así como de Shakespeare, y de Pablo Neruda además de otros poetas modernos, fundamentalmente británicos y norteamericanos. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1959 por expresar -la trágica experiencia de nuestra época-. Su primera colección de poemas fue Aguas y tierras (1930) y más tarde, Erato y Apollión (1936) le convierte en el máximo representante del hermetismo. Su tierra natal está presente en muchas de sus obras, como Nuevas poesías (1936-1942) o Y enseguida es de noche (1942). Como poeta vitalista se mostró en La vida no es sueño (1949), La tierra incomparable (1958) y Dar y tener (1966).
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Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.
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