Samuel Beckett: Cuando el absurdo toma forma y apariencia en la obra de un hombre
"Por sus escritos, que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la miseria del hombre moderno»
Motivo del Premio. Diciembre de 1969. Estocolmo. Suecia.
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«Yo tenía escaso talento para la felicidad.»
"Comprendí que Joyce había llegado tan lejos como pudo en la dirección de un
mayor conocimiento y del control de ese aluvión de material. Siempre estaba
añadiendo cosas: no hay más que fijarse en las pruebas constantes que da de
ello. Yo comprendí que mi camino, al contrario, era el empobrecimiento, la
renuncia y emancipación del conocimiento; era restar más que sumar."
"El éxito o el fracaso popular nunca me han importado mucho, de hecho me
encuentro mejor con el último ya que he respirado profundamente sus aires
vivificantes toda mi vida de escritor, excepto en los dos últimos años."
Autobiografía.
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«...veía claro, en fin, que la oscuridad que yo siempre había luchado
encarnizadamente por ocultar era, en realidad, mi mayor...»
La última cinta de Krapp. 1958
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Pronto, a pesar de todo, estaré por fin completamente muerto. El próximo mes, quizás. Será, pues, abril o mayo. Porque el año acaba de empezar, mil pequeños indicios me lo dicen. Tal vez me equivoque y deje atrás San Juan e incluso el 14 de julio, fiesta de la libertad. Qué digo, tal como me conozco, soy capaz de vivir hasta la Transfiguración o hasta la Asunción. Pero no creo, no creo equivocarme al decir que dichas fiestas, este año, se celebrarán sin mí.
Malone muere. 1951
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Pronto, a pesar de todo, estaré por fin completamente muerto. El próximo mes, quizás. Será, pues, abril o mayo. Porque el año acaba de empezar, mil pequeños indicios me lo dicen. Tal vez me equivoque y deje atrás San Juan e incluso el 14 de julio, fiesta de la libertad. Qué digo, tal como me conozco, soy capaz de vivir hasta la Transfiguración o hasta la Asunción. Pero no creo, no creo equivocarme al decir que dichas fiestas, este año, se celebrarán sin mí.
Malone muere. 1951
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Nada
es más divertido que la desdicha, te lo aseguro... Te lo aseguro, es la cosa
más cómica del mundo. Nos reímos, nos partimos de risa al principio. Pero
siempre es la misma cosa. Sí, es como la divertida historia que hemos oído tan
a menudo, la seguimos encontrando divertida, pero ya no podemos reír más.
Final de partida. 1957
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"Parte de la esencia de la visión de Beckett se
encuentra aquí - en la diferencia entre un pesimismo fácilmente adquirido en
que se apoya el contenido sin problemas con escepticismo y un pesimismo que es
muy caro comprar y que penetra en la miseria absoluta de la humanidad. Él comienza y concluye con la idea de que nada es
realmente valorable, éste se basa exactamente en el punto de vista
opuesto. Por lo que lo que no sirve para nada no puede ser degradado. La percepción de la
degradación humana - que hemos sido testigos, tal vez, en mayor medida que
cualquier otra generación anterior - es posible si los valores humanos son negados. Pero
la experiencia se vuelve aún más dolorosa cuando el reconocimiento de la dignidad
humana se profundiza.
Esta es la fuente de la limpieza interior, la fuerza de la vida, sin embargo, están presentes en el pesimismo de Beckett. Su obra alberga un amor a la humanidad que crece
en la comprensión, ya que sondea más a las profundidades del horror, la
desesperación que tiene que llegar a los límites extremos de sufrimiento para
descubrir que la compasión no tiene límites. Desde esa posición, en los reinos
de la aniquilación, se eleva la escritura de Samuel Beckett como un miseria de
toda la humanidad, su tono menor ahogado es sonido de liberación a los oprimidos, y
consuelo a los necesitados.
(De: Presentación del Discurso de Gierow Karl Ragnar, de la Academia Sueca. 1969)
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Final de partida. 1957
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¿Dónde
ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo.
Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a
esto adelante. Puede que un día, venga el primer paso, simplemente haya
permanecido, donde, en vez de salir, según una vieja costumbre, pasar días y
noches lo más lejos posible de casa, lo que no era lejos. Esto pudo empezar
así. No me haré más preguntas.
El innombrable. 1953
El innombrable. 1953
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...andando
siempre... andando toda su vida... día tras día... unos pocos pasos y después
se para... mira al vacío... después continúa... unos pocos pasos más... se para
y mira al vacío... y así... a la deriva... día tras día... o aquella vez en que
lloró... la única vez que pudo recordar... desde que era una niña... debió de
llorar cuando niña... tal vez no... no es esencial para vivir... sólo el grito
del nacer para ponerla en marcha...
No yo. 1972
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Carta a Tom Bishop, 1978
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Si
pesimismo es un juicio en el sentido de que el mal sobrepasa al bien, no se me
puede acusar de pesimista, ya que no tengo ni deseos ni competencia para
juzgar. Simplemente he encontrado más de lo uno que de lo otro.
Carta a Tom Bishop, 1978
Sobre el autor:
Poeta, novelista y destacado
dramaturgo del teatro del absurdo. De origen irlandés, en 1969 fue galardonado
con el Premio Nobel de Literatura. Beckett nació el 13 de abril de 1906, en
Foxrock, cerca de Dublín. Tras asistir a una escuela protestante de clase media
en el norte de Irlanda, ingresó en el Trinity College de Dublín, donde obtuvo
la licenciatura en lenguas romances en 1927 y el doctorado en 1931. Entretanto
pasó dos años como profesor en París. Al mismo tiempo continuó estudiando al
filósofo francés René Descartes y escribió su ensayo crítico Proust (1931), que
sentaría las bases filosóficas de su vida y su obra. Fue entonces cuando
conoció al novelista y poeta irlandés James Joyce. Entre 1932 y 1937 escribió y
viajó sin descanso y desempeñó diversos trabajos para incrementar los ingresos
de la pensión anual que le ofrecía su padre, cuya muerte en 1933 le supuso un
duro golpe. En 1937 se estableció definitivamente en París, pero en 1942, tras
adherirse a la Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo, la policía secreta
nazi. En el sur de Francia, libre de la ocupación alemana, Beckett escribió la
novela Watt (que no se publicó hasta 1953). Al final de la guerra regresó a
París, donde produjo cuatro grandes obras: su trilogía Molloy (1951), Malone
muere (1951) y El innombrable (1953), novelas que el propio autor consideraba
su mayor logro, y la obra de teatro Esperando a Godot (1952), su obra maestra
en opinión de la mayoría de los críticos. Gran parte de su producción posterior
a 1945 fue escrita en francés. Otras obras importantes, publicadas en inglés,
son Final de partida (1958), La última cinta (1959), Días felices (1961), Acto
sin palabras (1964), No yo (1973), That Time (1976) y Footfall (1976); los
relatos Murphy 1938) y Cómo es (1964); y dos colecciones de Poemas (1930 y
1935). Una de sus últimas obras es Compañía (1980), donde resume su actitud de
explorar lo inexplorable. Tanto en sus novelas como en sus obras, Beckett
centró su atención en la angustia indisociable de la condición humana, que en última
instancia redujo al yo solitario o a la nada. Asimismo experimentó con el
lenguaje hasta dejar tan sólo su esqueleto, lo que originó una prosa austera y
disciplinada, sazonada de un humor corrosivo y alegrada con el uso de la jerga
y la chanza. Su influencia en dramaturgos posteriores, sobre todo en aquellos
que siguieron sus pasos en la tradición del absurdo, fue tan notable como el
impacto de su prosa.
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Opinión sobre el trabajo de Beckett

Esto parece
indicarse más claramente en las dos obras maestras, Esperando a Godot y Los
días felices, cada uno de los cuales, en cierto modo, es un desarrollo de
un texto bíblico. En
el caso de Godot tenemos, "¿Eres tú el que había de venir, o
esperamos a otro?"
Los dos vagabundos se enfrentan a la falta de sentido de la existencia en su
forma más brutal. Puede ser una figura humana, con leyes tan
crueles como las de creación y la peculiar situación del hombre, que en la creación
viene a ser la única criatura capaz de aplicar estas leyes con alguna mala intención
deliberada. Pero si concebimos de una providencia ¿qué clase de poderosos son aquéllos que - como los vagabundos - se reunirán en alguna
parte, algún día? ¿La respuesta? La respuesta está en el
título de la obra. Al final de la actuación, no
sabemos nada acerca de este Godot. En el telón final no tenemos indicio
de la fuerza, cuyo progreso hemos presenciado. Pero sí sabemos una
cosa, de que todo el horror de esta experiencia no nos puede privar, a saber,
nuestra espera.
Esta es la situación metafísica del hombre, sin saber su expectativa perpetua,
capturada con verdadera sencillez poética: En attendant Godot, Esperando a
Godot.
(De: Presentación del Discurso de Gierow Karl Ragnar, de la Academia Sueca. 1969)
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Enlace al cuento: De una obra abandonada.
Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.
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