Apuntes de "Libertad bajo comparecencia" Lima. 2012

(...) decicí hacer un alto para escribirte tal vez porque más tarde no pueda. (...) lo escribí cuando regresaba en el carro esa noche después de dejarte, esa misma noche me vine pensando en tantas cosas que me habían pasado durante este año, pensé en otras que buscaba y que no se dieron, y también en aquellos detalles que sin pensarlo o imaginarlo aparecieron (...) Cuando escibí esa noche al llegar a casa pensé en ti y en aquéllas personas que transitaron por mi vida en el pasado entre ellos mi padre y sus palabras, sus consejos,(...) En fin, cosas que recuerdo. Hemos conversado tantas cosas a través de este medio y bueno sólo he atinado a recordarlas y a darles forma- es mi trabajo al fin y al cabo-. (De: Libertad bajo comparecencia. Lima. 2012)

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¿Lucharla?, Sí, lucharla, lucharla cada día. Tienes razón, coincido también contigo. ¿verdad? ¿verdad que coincides también conmigo?. Eso sí, no ceder, no ceder jamás, jamás ¿me has entendido? No ceder a nuestras propias convicciones de lucharla juntos, por más atormentadoras o ingenuas, o ridículas, o estrambóticas que parezcan ser, son nuestras convicciones al fin y al cabo. Sólo nosotros conocemos la intensidad de esa lucha, nadie más. Sólo nosotros, y a nosotros nos son atados nuestros propios demonios internos con los que tenemos que luchar para hacerles frente. ¿Tienes miedo? ¿Miedo a la crítica, a la burla histriónica tal vez? No hagas caso a eso, total eso mismo es lo de menos. Lo importante es no fallarle a nuestra propia lucha, sí a ésta no fallarle, porque de ella dependen nuestras alegrías, nuestras ansias, y nuestras realizaciones. ¿Qué si estaré contigo? Claro, que sí, estarás conmigo, y yo contigo, y estaremos con los otros, y los que vengan atrás de nosotros y también de los otros, jamás moriremos. Te juro que jamás moriremos. Y si mañana ya no estoy, y si mañana ya no estás tú, o tal vez si mañana - en el peor de los casos, no estén ninguno de nuestros huesos-, no importa, no importa que ya no estemos, no importa que ya no estemos nosotros entre los otros. Si nuestras convicciones hallan nido mañana, entonces habrá valido la pena habernos conocido. (De: Libertad bajo comparecencia. Lima. 2012)


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Concordamos en ideas pares. Las hacemos nuestras, propias. Tú sostienes las mías; yo, sostengo las tuyas. Son nuestras convicciones, nuestras creencias, nuestras esperanzas, son en suma nuestra fe. Nada más que eso. Hoy, como lo será mañana y pasado mañana y un día después de ese pasado mañana seguiremos vivos por nuestras esperanzadoras convicciones. Se lo diré a Carlitos, apenas amanezca, y a Gabriel, y a Susana, y a Pepe y a Sofí, y a todos los que encuentre en la calle, a todos. Les diré sonriendo y extremadamente feliz que anoche hemos asumido un compromiso, más que de cuerpos, y más que de espacios físicos, y más que de amores furtivos, y más que de cenas costosas, y de cartas, y de saludos convencionales, y de tantas y tantas otras, y otra vez tantas y tantas cosas que nada tienen que ver con este compromiso que es real. No lo puedo creer, ni las lágrimas pueden creer que esto sea real. Les diré, sí, sí a todos que ambos hemos asumido un compromiso, más que de espacio finito, de reconocimiento, más que eso, mucho más que eso, un compromiso de proyección al tiempo, a la sociedad, a las consciencia, a esos niños y niñas, a esos jóvenes, a esas criaturas mal llamadas bestias, en fin al orbe que se mueve en ese tiempo infinito. (De: Libertad bajo comparecencia. Lima. 2012)

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Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.

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