Detalles del conocimiento.


Seguir, insistir, persistir, volver a tocar puertas, intentar, reír, reír mucho, y tal vez haya quien no comprenda el motivo de esta risa, pero no importa eso - he dicho-, no importa eso, justo ahora cuando más te intentas aproximar a tu risa sincera, sí, sí, a esa misma que te hace tan feliz, en fin. Eso, sí, eso es lo que importa ahora.

Avanzar en el mejor de los casos. No retroceder jamás. Mirar, mirar futuros con la fe, con la fe de creer en las personas y en su bondad, porque las tienen, todas tienen bondad, el problema es que no intentamos ver ni siquiera el mínimo de bondad en ellas, o mejor dicho no queremos reconocerla, estoy seguro que en toda criatura hay mucho de esto, mucho de criaturas buenas. Las personas son buenas. ¿Tanto nos cuesta entender? Espero que a ti, no tanto. 

Avanzar, escuchar, entender, ayudar, querer, proyectar, no importa si sean pequeñas o grandes las cosas o los motivos a proyectar, no, no debe importar el tamaño de la magnitud de ello ahora, debe importar solo el deseo de proyectar, proyectar mucho muchísimo, harto, bastante, demasiado, inconmensurablemente enorme; luego existencialmente ser feliz, vivir feliz, enteramente feliz, ¿me has entendido?, ¿estás tratando de hacerlo ahora mismo, verdad? Lo demás, es lo de menos, ¿y lo que hablamos siempre, me preguntas?, claro, claro que también está eso del optimismo: todo positivo, siempre positivo. Estamos avanzando, recuérdalo siempre. 

No sólo paciencia, sino exclusiva dedicación se necesita ahora. (Urge esa dedicación exclusiva). Trabajar en silencio, proyectarse en silencio, trabajar arduo, y crear, por ahora sólo eso: vivir existencialmente, vivir mucho existencialmente, recoger experiencias, conocer personas, aprender de los viejos maestros, leerlos, leer sus pensamientos, y entregarse al oficio de crear. Tiempo al tiempo.

Lo más importante es aprender cosas nuevas que nos ayuden a crecer y a desarrollarnos, hoy podemos estar en una posición, y mañana en otra, tal vez impensada. De la misma manera pienso que tenemos todos muchas cualidades y capacidades y solo falta darnos cuenta para explotarlas o bien que alguien nos haga saberlas, y si pensar esto es correcto entonces debo admitir que tú tienes muchas capacidades, habilidades, actitudes, ¡qué sé yo!, tan igual o tal vez tanto más que yo mismo.

Te escribo todo esto porque estamos aprendiendo cada día al rodearnos de múltiples personas a las que tal vez solo vemos, sin conocerlas, y sin embargo aprendemos de ellas, personas que aparecen en el trabajo que uno frecuenta, en las calles por donde uno pasa, y hasta en los vehículos en que uno viaja, y eso es lo que realmente cuenta al final, observarlos, observar sus procederes y aprender de ellas, aprender mucho de ellas, eso sí lo bueno, siempre debemos rescatar y aprender lo bueno, esa consigna debe ser lo más importante al final, ¿no crees?

Me has preguntado tanto, del porqué de estas manías mías raras de salir a caminar por las noches, de esas muecas raras y exabruptos en mis actos, de esas sonrisas algo esporádicas y melancólicas que van y vienen en mis estados de ánimo cambiantes, me has preguntado porqué decidí hablarte la primera vez sin conocerte o porqué intenté acercarme a ti - cuando no, me has inventado propósitos siniestros tras mis buenas intenciones, sin embargo te entiendo-. Me has preguntado porque quise encontrarte, o porque quise ser tu amigo, porque llevo ese nombre raro que nada tiene que ver conmigo, me has preguntado en fin cosas y situaciones. Me has preguntado si soy yo el que vivo en mí mismo, o son mis personajes frustrados los que viven en mí. La verdad es que cierto o no la validez de tus conjeturas sobre mi persona, agradezco tu intento por tratar de acercarte no físicamente a mí, sino a mis pensamientos, a mi mente, a mis palabras. Creo que me conoces más por mis pensamientos, y por mis cientos de personajes que intento dar vida en mis trabajos e inclusive por los que pueda dar vida más adelante. Para un escritor basar toda historia en acontecimientos reales, tal vez no sea tan cuerdo después de todo; sin embargo es imperioso a la hora de dar forma a las múltiples sensibilidades. 

La ficción es el complemento que viste al fondo, al corazón, a la razón, a la experiencia vital. Ser uno mismo personaje de sus mismas historias y pensamientos, es todo un reto, no porque sea difícil o imposible, no, no por eso, sino porque el interpretador puede correr el riesgo de quedar atrapado dentro de su misma ficción. Sin embargo, es preciso si queremos dar humanidad al escrito. He allí la diferencia. 

Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.

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