Los caminos hacia un sentido más humano y espiritual
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Cree siempre, cree siempre en las personas a pesar de todo, no les mezquines nada, sonríeles, abrázalas, prodígales cariño y ternura, entiéndelas, escúchalas y si está en tus manos ayudar: ayúdalas, no hay mayor muestra gentil de sencillez tras estos nobles actos. Créeme. Es difícil, créeme, pero pienso que no hay otra salida para enseñar a los demás a ser mejores personas, ese es mi compromiso y quiero que también sea el tuyo, ¿me has entendido?, ¿me has entendido, verdad?
(De: Conocimiento del amor. Lima. 2013)
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La fe en un Dios cercano a los hombres
Hoy es 24, veo el reloj y me doy cuenta que estamos a escasas tres horas de celebrar una nueva fecha especial en nuestro calendario, si bien no es la última reunión del año, por lo menos pienso que es la más principal de todas, y esa fiesta se llama precisamente: la navidad; sí, sí, esa navidad, esa blanca navidad que desde pequeño mis padres me inculcaron a respetarla y a guardarle cariño y afecto, no por los regalos ni por las personas, sino porque según nos decía mi padre, que ese día nació el niño Jesús en Belén en un pesebre, y éste era ya un motivo más que suficiente para estar alegre.
Aprendí lo que era un pesebre, por la construcción de un nacimiento elaborado cada año por nosotros. Era toda una tradición seguida por mi padre, mi madre, mis hermanas y yo. (Ahora que recuerdo mi padre era el que más se emocionaba con ello, él traía de su trabajo las cajas y los pliegos de papel de molde pintados de marrón o verde bajo el brazo, y los guardaba en un cuarto que llamaba depósito hasta llegado los días previos a esta fiesta navideña). En una esquina de la casa sobre una de las mesas del negocio que teníamos- porque fui hijo de comerciantes-, todos nos preparámos para edificar ficticios cerros y ficticias praderas, un espacio era destinado para la gruta, en cuyo interior depositaríamos a los personajes clásicos hechos de yeso antiguo con sumo cuidado para no romperlos, pues debíamos de conservarlos para el próximo año. La vaca blanca, el burro oscuro, y el buey echados sobre un pasto ficticio hecho de paja escoltaban a la Sagrada familia: José, María y por supúesto al niño Jesús, nunca faltaron tampoco los tres corderitos blancos, uno que otro pastor, la estrella de Belen, en fin. Como ya dije, construir un nacimiento en casa era toda una conmoción.
De mi familia aprendí este modo de evocar el momento crucial del nacimiento de "El salvador", aprendí de ellos a esperar la navidad con entusiasmo y a celebrarla, aprendí a compartir el chocolate con leche y los bizcochos con las demás personas que nos rodeaban por esas fechas: los vecinos y amigos del barrio de Buenos Aires, Buenos Aires del Perú. Nadie más. Cuatro horas antes, era para nosotros ley sagrada ir a misa, y dar gracias a Dios por todas las bendiciones adquiridas durante el año. Mis padres fueron una pareja de fervientes católicos. La misa ofrecía una representación viva del nacimiento, era todo un espectáculo teatral muy llamativo, recuerdo que una vez fui invitado a participar como pastor llevando un corderillo vivo. El acto teatral estaba a cargo de un grupo de jóvenes pertenecientes al mismo movimiento católico al que pertenecíamos nosotros, nuestra familia. Terminada la misa entonábamos, mis hermanas y yo, los villancicos junto con los demás niños y niñas de nuestra edad. Panderetas, tambores, bombos, sonajas, guitarras acompañaban nuestras febriles voces aún pueriles. De regreso a casa, nos sentábamos alrededor de la mesa, y departíamos lo que con tanta impaciencia había preparado mi madre. Mi padre, a veces nos daba modestos regalos.

Mi primera formación fue católica. Mi
familia profesó el credo católico. Mis padres fueron creyentes de un Dios vivo.
Aprendí también a tener fe en este Dios vivo. Mi primera formación como
escritor tiene mucho de ello, y por supuesto dejo claro que en el camino de mi
vida he ido reafirmando y consolidando algunos principios aprehendidos durante
estos primeros años en cuanto a mi fe; otros los he cuestionado duramente
tachándolos para siempre, sin embargo esto no me lleva a considerarme un ateo o
un no creyente. Creo en un Dios, creo en un Dios- como ya he dicho - no alejado
de los hombres y de las mujeres, sino cercano a ellos y a ellas, a sus
sufrimientos, a sus dichas, a sus frustraciones, y cercano a sus miedos y
temores. En fin.
Un año de sucesos inesperados
Por otro
lado, este año, indudablemente que ha sido muy inesperado, debido a algunos
acontecimientos mundiales acaecidos, sólo por citar entre ellos: los sucesos en
el Medio Oriente, para ser más precisos el conflicto árabe - israelí que sigue
ocasionando muertes, ésta vez ha tomado la vida de niños y niñas. Alguien
diría, que ya no es novedad que en esta zona del mundo estemos acostumbrados a
ver violencia más seguida, pero creo que el rechazo colectivo siempre está
latente. Empero, me deja tranquilo, sin embargo la resolución de Las Naciones Unidas
que en un intento -creo yo- preciso, reconoció a la Autoridad Nacional
Palestina (ANP) como un Estado observador no miembro. En una votación directa
en el pleno de la Asamblea General, la resolución impulsada por el líder
palestino, Mahmud Abbas, contó con 138 votos a favor, 9 en contra y 41
abstenciones. Todo un hecho histórico que habilitará en adelante a los
palestinos a integrarse a las agencias de la ONU y firmar tratados
internacionales. Un claro avance -queramos admitirlo o no- en el
intento de pacificación sobre esta zona.
En Occidente, los tiroteos en Estados Unidos han dejado develado una vez más la psicosis social generalizada por las que atraviesa un gran sector de la población de ese país. El nuevo gobierno mexicano deberá trabajar duro para poder ganarse el respaldo de la población, pues confío que México aún tiene mucho por dar y la imagen desgastada de Felipe Calderón no ha sido suficiente para llevar a cabo un amplio consenso social que tanto hace falta en ese país. Si bien es cierto, Europa se ha puesto de pie, con la designación del Premio Nobel de la Paz para la Unión Europea, hecho que desde ya compromete a solidificar las relaciones entre los países miembros, aún hay mucho por hacer sobre todo con la ola de indiganados que aún persiste y las altas tazas de desocupación en España, o las corrupciones económicas desatadas en algunos países de la Eurozona, como diría en noviembre del año pasado Guillermo Arbe, aludiendo al caso Berlusconi, "lo único que les interesa a los mercados financieros es si los gobiernos pueden pagar sus deudas o no. No les interesa la corrupción". La visita del Papa a Cuba y a México ha sido un gran paso, si de intentos de acercamiento a la fe hablamos, a pesar de los duros cuestionameintos, sobre todo por un sector de cubanos.
En Occidente, los tiroteos en Estados Unidos han dejado develado una vez más la psicosis social generalizada por las que atraviesa un gran sector de la población de ese país. El nuevo gobierno mexicano deberá trabajar duro para poder ganarse el respaldo de la población, pues confío que México aún tiene mucho por dar y la imagen desgastada de Felipe Calderón no ha sido suficiente para llevar a cabo un amplio consenso social que tanto hace falta en ese país. Si bien es cierto, Europa se ha puesto de pie, con la designación del Premio Nobel de la Paz para la Unión Europea, hecho que desde ya compromete a solidificar las relaciones entre los países miembros, aún hay mucho por hacer sobre todo con la ola de indiganados que aún persiste y las altas tazas de desocupación en España, o las corrupciones económicas desatadas en algunos países de la Eurozona, como diría en noviembre del año pasado Guillermo Arbe, aludiendo al caso Berlusconi, "lo único que les interesa a los mercados financieros es si los gobiernos pueden pagar sus deudas o no. No les interesa la corrupción". La visita del Papa a Cuba y a México ha sido un gran paso, si de intentos de acercamiento a la fe hablamos, a pesar de los duros cuestionameintos, sobre todo por un sector de cubanos.

Preocupados
por el bienestar espiritual más que material
Saul Bellow,
escritor estadounidense de origen judío y laureado con el Premio Nobel de
Literatura por "la comprensión humana y el análisis sutil de una cultura
contemporánea que combinaba en su obra", dijo la noche del 12 de
diciembre de 1976 en su discurso de recepción en la Academia Sueca para ser más
exactos, que "nuestros logros colectivos al final excedían por sí mismos
justificando así lo que siempre hemos sido desde nuestros orígenes, mientras
tanto, mientras que no hayan logros colectivos, no era muy necesario creernos
respecto a lo que creemos ser".
Tras esas
formas gramaticales de expresión, subyace como fondo principal, una enorme
cualidad, la sencillez, y es precisamente esa muestra de sencillez la que debe
primar en las consciencias de las personas de este tiempo. John, gran amigo
mío, una noche de setiembre me dijo- y aún lo recuerdo con claridad-, "que
las personas no importan tanto como sus legados". Pienso, que tiene razón,
que lo más importante son los legados, los logros colectivos, la necesidad de
dejar algo en los demás, no un "algo" material - que ya de por cierto
es muy loable -, sino más espiritual y significativo, y pienso que lo más
significativo está precisamente en poder cimentar la nobleza del espíritu o la
formación humana incluído todo tipo de educación que de ella se desprenda
porque queramos o no, una persona educada y bien formada vale, vale mucho.

Para Bellow,
"la esencia de nuestra condición humana está en la complejidad, la
confusión y el dolor del que somos partícipes cada uno de nosotros". Él
afirma, que "Tostoi y Proust las consideraban ideas verdaderas, y que
muchos saben que estas cosas existen y atañen nuestras consciencias, pero no
encuentran las palabras para explicarlas porque estos estados provienen de lo
más profundo de nuestro interior, o lo que llamaríamos el espíritu."
Las trampas
de la mercantilización exagerada
Si hay algo
que debo reconocer son los grandes saltos tecnológicos que ha dado la humanidad
en este último siglo, y tal vez no me sorprenda que más adelante en este siglo
XIX hayan mayores desarrolllos en estos campos, inclusive en cuanto a
creación de nuevos artefactos y sistemas logísticos. Eso está muy bien,
sin embargo muchos son diseñados sin un propósito real, su único propósito son
las ventas y ganancias que de ellos se desprendan so pretexto de facilitar la
vida humana, por tanto resulta muy paradójica y muy falsa toda afirmación
respecto a sólo la tecnología pueda llevarnos a la felicidad e incluso hacernos
creer que ésta pueda depender exclusivamente de ella.
Digo paradójico porque
"hoy nuestra felicidad, no es completa ni satisfactoria porque la
anteponemos y la condicionamos siempre y a cada instante a factores externos que
nada tienen que ver con ella, como la cosificación (mercantilización)del género
-ya sea hombre o mujer-, la materialización de ambiciones que escapan al normal
deseo de tener -sólo por el hecho de lactar cosas ya no necesarias, sino
innecesarias-, la necesidad de mostrarse superior al otro, la anteposición
de status socioeconómicos -o de piel en el peor de los casos-, y hasta las
necesidades de cuerpos físicos. Todo esto, me temo que resulta incompatible con
lo que solemos llamar felicidad, y lo que es peor esto no indica más que una
pobreza del espíritu, sí, de ese espíritu humano que olvidamos que llevamos
dentro."
Tal vez como
ya dije en crónicas anteriores, si se logra un equilibrio entre el pensamiento
que desea tener y la sensibilidad que necesita sentir habremos dado un gran
paso, para volver a ser esos seres más conscientes, reflexivos y respetuosos de
los demás, pero sobre todo seres más afectivos y valorativos por el prójimo.
Acotaciones
finales
Finalmente
no importa si los caminos que tomamos para llegar a una verdad sean distintos,
no importa eso, de verdad no importa, lo que sí importa es llegar a esa verdad,
la misma que tanto defendía en vida Julio Cortázar, llegar a esa verdad,
percibirla por uno mismo y repetirla cada día con la misma fe, pero no sólo a
los mismos amigos y en mismo café como él mismo refería, no, no sólo a ellos,
sino -pienso-, que esa verdad debería ser repetida a la mayor cantidad de
sensibilidades posibles. Esto es al fin y al cabo lo más importante!

Es para mí
al final, tras un breve análisis, no por el mero hecho de una crítica social
sin fundamento o "tonterías" como alguien dijo por allí una vez, sino
más bien de aproximarme a una teoría social esperanzadora, una teoría social
humana y existencial. Felicidades por el año que viene y sendas
reflexiones por el que se va. Entrañablemente para todos de manera abierta y
sin medida un fraternal saludo desde donde me encuentre, sea cercano o lejano a
cada uno de ustedes. Atentamente.
Víctor Abraham
Lima, Perú. 2012
Víctor Abraham
Lima, Perú. 2012
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