Sobre las cosas de los hombres

Vemos ahora tantas cosas y sentimos a tantas personas a nuestro alrededor de todas las formas, de todos los colores y de infinidad de sugerentes presentaciones que francamente ya no se sabe si todo esto es verdadero o es apariencia - al menos yo no lo sé-, en fin. El detalle aquí no está en cómo se ven las cosas o como las personas se nos presentan, sino en cómo se las siente para nuestros adentros. Luego, hemos avanzado tanto en tecnologías, en modas, en comidas, en niveles profesionales, en stándares, acreditaciones e isos de calidad, y tal vez en reformas más abiertas, justas entre comillas y liberales, pero lo que me queda claro, es que hemos hemos olvidado hacer avanzar lo que realmente importa, el fortalecimiento de nuestras propias emociones y sensibilidades humanas.

El detalle aquí no está en si hablamos con las mejores palabras, o si escribimos libros o poemas llenos de símbolos, como tampoco está en si vestimos con los atuendos más extravagantes para impresionar o si tenemos los grados y títulos para poder hacer valer nuestra posición social, no, no está en eso, en nada de eso, ni siquiera en si somos dueños de algo, o somos dueños de nada, menos está en decir lo que hacemos, entiendo, entiendo todo esto, tal vez porque sea todo esto necesario al fin y al cabo para incrementar nuestros niveles de autoestima y alter ego que tan venido a menos está por estos tiempos debido a esos extraños vacíos emocionales que no queremos admitir negándonos a llenarlos. Como ya dije el detalle aquí, más que nada está en que los demás sepan quiénes somos realmente.


Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.

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