¿Niño interno o necesidad de esperanza optimista de la existencia?

Creo que a mi edad, debería estar ya metido en otros asuntos, en asuntos que son de la otra gente, de la gente mayor, abrumado en tantas y tantas cosas como los pagos, la salida obligatoria a lugares obligatorios, las cenas, los almuerzos, las condecoraciones e invitaciones, la absurda lógica de la razón y de la subsistencia, el beneplácito estar de vestirse y de comportarse como los demás de mi edad, las cuentas, los cálculos, el vertiginoso tiempo, y todo eso que da vida a la vida ordinaria del día a día, "creo" -y por primera vez he usado este verbo, y no el clásico "pienso"- que todo esto es irremediable en la existencia de los individuos; los seres humanos avanzamos queramos o no a este estadío del aletargamiento temporal, ¿una vejez prematura, tal vez?. No lo sé, sin embargo y eso es lo que pienso finalmente que la vida ajetreada del día a día no puede terminar arrastrándonos hacia el hoyo patético y frívolo de una madurez mezquina, indiferente y asolapada. No, eso no, aún debe imperar, porque es necesario que impere ese "niño interno", expresión que yo más bien reemplazaría como necesidad de esperanza optimista de la existencia. 

(De: Profesión del pensamiento. Lima. 2013) 


Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.

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