Me deja tranquilo...


Me deja tranquilo el hecho mismo de tener mi consciencia tranquila, fácil es arroparse bajo una falacia, ya sea directa o indirecta, y al parecer creo que esto está de moda, sin embargo, eso en realidad no me llama la atención tanto, no me preocupa, no me llama la atención el daño en sí, sino el móvil que lleva a dañar al otro, ese móvil tan extraño y repentino. Fácil es safarse de la responsabilidad del orden y de la reflexión premeditada, del respeto a sí mismo y del respeto al otro, no cuesta nada, y más cuando existen tipos de personas diseminadas por allí- porque los hay y existen a montones- esperando un traspié nuestro, esperando una ansiedad nuestra, o una confusión propia para aprovecharse de ese transitorio caos estacionario y hacernos caer en una honda sensación, sí, sí, en esa honda sensación de vacío irrevocable, existen y subsisten estas personas porque nosotros mismos lo permitimos, personas que nos hacen creer que un confort pasajero suple las disvariaciones de la consciencia, ingenuos razonamientos, y digo ingenuos porque esas disvariaciones de la consciencia no se cubren con escapes, sino diálogos sinceros, y es allí cuando recién damos forma a esto que llamamos entendimiento. Nada es más tranquilizador y revitalizador que la propia condición de ser auténticos, de decir "siento esto", y seguir creciendo. 

Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.

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