Mientras esperábamos la presentación de Keiko Matsui.
A Ricardo Postigo
Sobre el atrapar la vida con las palabras
Siempre tengo por costumbre atrapar instantes de la vida - y ser feliz con ello a partir de esta experiencia-, y cuando digo esto me refiero a atraparlos a través de sus detalles más ocasionales, más simples, usando cómo único método válido que conozco y sé usar, que es la observación, ¿y la escritura?, la escritura sólo es el instrumento que utilizo para describir las cosas más elementales con las que me topo a diario. Cuando hablo de describir, no me refiero sólo al mero hecho de decir, "esto es así", o, "esto de de este color", o, "esto se estaba allí parado o sentado", no, no me refiero a esa suerte de descripción vacía y convencional que no analiza ni profundiza, sino que sólo se remite a decirnos cómo es, o cómo está algo, en fin.
A veces, producto de mis andares, ni siquiera el color rimbombante de algún objeto mostrado tras la ventana de un escaparate, o accesorio decoroso adjunto al cuerpo de algún ciudadano o ciudadana puede atraparme y enternecerme con tanta fijación hasta acaparar mi mayor atención y detenerla por instantes, a veces segundos, a veces minutos, y hasta algunas veces horas completas, como cuando veo la cara de un niño alegre, o tal vez de pronto la de una joven llorando, o el gesto simbólico de un perro extraño que levanta la pata y no puede orinar nada, y hasta inclusive creo que el tono de voz de alguna señora que viene a mí a pedir algo, en fin.
Ahora pienso, en cómo del mismo modo también un fotógrafo podría percibirse así mismo, luego de captar alguna imagen en movimiento teniendo como único método válido al igual que yo, la observación, pero con la diferencia del instrumento que sería, el lente de la cámara. Luego, debe ser feliz, debe consistir en que se siente de pronto más feliz, si la fotografía sale como él lo ha planeado y enfocado previamente, en fin.
Nuestro encuentro con Ricardo Postigo
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Imagen: Asociación Peruano Japonesa. |
Entre conversaciones nos tocó ingresar, lado derecho del Auditorio Dai Hall, quinta o sexta fila, si más no recuerdo. Magaly Victoria se sentó a mi lado izquierdo, y Ricardo, a mi lado derecho. Hubo una demora de casi veinticinco minutos aproximadamente, tal vez un minuto más, tal vez un minuto menos. Hubo incomodidad general, eso no hay que negarlo por la hora, sin embargo, seguimos conversando los tres. Y en una de esas fructíferas palabras, surgió un tema interesante, el cómo un escritor puede atrapar la vida a través de las palabras, intercambiamos opiniones que coincidieron, opiniones que se han desarrollado expositivamente en los tres primeros párrafos de esta crónica, sin embargo creo que esto es sólo una pequeña porción de lo que significa realmente atrapar la vida a través de las palabras. No sé, pero esto me trae a colación ahora las múltiples autobiografías escritas. (Ricardo piensa que yo debería escribir la mía, pero no creo que tenga mucho que contar a mi edad, en fin. Tal vez algún día cuando esté más viejo, y haya cosas que realmente merezcan ser contadas y compartidas, es que sucede que a veces esto cae, si no se cuida bien la intencionalidad de lenguaje en una suerte de chisme que a nadie interesa). Luego, pienso que las autobiografías no son sino modelos de vivir expuestos con sumo valor humano, lo importante acá no es contar por contar, sino que finalidad subyace como trasfondo a este contar. Finalmente hablamos de Saramago, y de Pilar su esposa, me habló de un vídeo que vi hace apenas unas tres horas atrás, sumamente digno y ejemplar, sobre todo cuando Saramago refiere que son el tiempo y la vida lo que un hombre ansía a los 86 años para vivir, para amar a su mujer, para seguir haciendo lo que hace un escritor, escribir. Recomiendo ese vídeo, lleva por título, José & Pilar - O filme.
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Imagen: Asociación Peruano Japonesa. |
Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham te saluda, ahora amigo Ricardo.
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