Capítulo XVII de La Degradación Humana.

Por esas épocas, mis padres estaban orgullosos de ello. Había realizado las aspiraciones de mi madre, y satisfacía hasta cierto punto la esperanza futura de mi padre por verme realizado social y culturalmente. Nunca entendí esto, sobre todo porque él, mi padre, no quería que yo siga este oficio, le asustaba que yo terminara metido en esto. Una vez me dijo, que un escritor siempre era un comprometido con sus propias observaciones y conjeturas, con sus ideales, pero que sin embargo, si ese compromiso no se traducía en favor del bien común, de nada servía. "El servicio es importante", solía decir. "El escritor", dijo una vez, "debe ser un símbolo de compromiso coherente afín a su propia formación intelectual y moral", luego añadió, "si no filosofas ni cuestionas el proceder de los individuos, no serás un escritor auténtico, tan igual que si no sirves, ni te esfuerzas en pensar en los demás". "Es duro, no es fácil, no se trata sólo de escribir un libro, y ya, hay más, te aseguro que hay más", añadió, "por eso, por eso, yo no quiero que te dediques a ello, no sigas eso, mejor sigue tu camino de la enseñanza, total desde allí también puedes ayudar". Ahora que ya han pasado los años y estoy viejo, pienso, que si mi padre supiera de mi existencia comprometida hoy, le causaría una congoja terrible, una desazón inesperada. Tal vez, orgulloso por dentro, pero quebrado por fuera, en fin. Sólo el individuo responsable de sus propios actos y elecciones puede llevar una responsabilidad tan grande como ésta de la mejor manera posible, en fin.
Cómo te decía, ese algo que me separa de ti, que me separa de ustedes es muy grande, ese algo es inmenso Andrea, y no, no son sus absurdos miedo al mañana, ni sus triviales sensaciones de desconfianza que hoy han edificado para encubrir sus propias consciencias- ¿o tal vez inconsciencias?, no lo sé-. No, no es nada de eso. Es otra cosa que tiene que ver más bien con esa absurda necesidad desquiciante de valorar a la gente por lo que tienen, y sobrevalorarlas a partir de cuánto pueden hacer en favor de ustedes. (Sólo el hecho de ver esta posibilidad de usar a cómo de lugar a la gente me produce un pánico terrible, un asco infernal) ¿Te has dado cuenta Andrea, que Esa carrera del Derecho, te ha desvirtuado?, antes, cuando eres maestra, por lo menos eras más creíble, sabes que detesto a los abogados, no por lo que son, sino por lo que dejan de ser. Sucede que ellos mienten mienten mucho a la población, hacen escarnio del caído, y pululan sobre clientes que pueden satisfacerles sus mórbidos e instintivos deseos. Mira al "flaco"Roberto, hoy socio tuyo, esta mañana salió con su enorme y escuálida cara en la página central de "El emprendedor", dicen que ha asumido el directorio de la reciente compañía de seguros Il Fabré. ¿Está bonito el terno, no?, pero dudo de que haya algo debajo de este encantador traje, al menos si quisiéramos encontrar una pizca de decencia, estoy seguro de que no lo hallaríamos. Fue él quién te metió en esto ¿verdad?, en fin, te entiendo, total, así funciona el sistema. ¿Sabes?, la última vez que nos vimos me dijiste que serías siempre así, que nunca cambiarías (ya sé que las personas cambian, no soy un ingenuo). ¿Sabes?, ¿por qué al menos no cambiaste para bien? ¿Qué pasó con tus ideales, qué nos sucedió, en qué falló nuestra generación, por qué la Pocha, también se volvió una más de esas viejas secretarias universitarias complacientes de sus amos que sólo la mantienen porque "aún está en vigencia" ? Diantre.
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(En: Capítulo XVII de "Degradación humana", Lima, Perú. 2014, de Víctor Abraham)
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