El valor de educar en la libertad
Enseñar para la libertad

De profesión maestro
Como profesor que soy siempre he mirado modelos, he buscado en algunos maestros escritores algunas formas que pudiera extraer para mi mismo, y debo reconocer que leer sus vidas y sus obras me han conmocionado. Gabriela Mistral siempre defendía el concepto de una escuela abierta con maestros creativos y llanos a aprender. Sus reformas en México fueron innumerables y loables. Fue un ejemplo de mujer, mientras enseñaba escribía sus rondas, mientras contemplaba numerosos niños y niñas diseñaba un proyecto de ciudadano, un niño capaz de valerse a partir de sus emociones propias, las mismas que ella tuvo que templar a lo largo de su vida. (ni siquiera el incidente de haber recibido el calificativo injusto de ladrona cuando era niña, pudo mellar su espíritu libre y sincero) Y es que se me ocurre otro ejemplo vivo, sí, el límpido ejemplo de la maestra sueca de Landskrona, Selma Lagerlof, quien, mientras escribía esa maravillosa "...saga de Gösta Berling " enseñaba en una escuela de primaria a niñas. Y podría seguir citando a otros grandes de la literatura que también incursionaron en la pedagogía, he de ver allí al maestro Vallejo, dando forma a ese genial "Heraldos negros" mientras enseñaba en Trujillo, o al maestro francés de historia y geografía Julien Gracq, que por los años que dictaba secundaria venía escribiendo su ".. mar de las Sirtes", o al maestro y dramaturgo italiano Luigi Pirandello quien por los años que dictaba en el Instituto Superior de Magisterio y en pleno debacle anímico familiar venia escribiendo su "... El difunto Matías Pascual", en fin. Es curioso que Borges haya tenido que desdoblarse a veces resignado de verse colocado en la terna de los profesores de Buenos Aires. Cortázar enseñó muchos años la educación básica durante su estadía en Argentina, Sartre y Simone de Beauvoir también enseñaron, y así muchos filósofos.
Lo que quiero decir al mencionar a todos estos hombres y mujeres, es que tuvieron algo en común, la enseñanza para y por la libertad humana. No me imagino, de pronto a un Sartre represor y pasivo, o a una Beauvoir sumisa, no. Me imagino más bien a un Borges retando a sus estudiantes al análisis mental, y hasta un Vallejo enseñando a descubrir el mundo por los propios sentidos. Sea como sea, estoy seguro que habiéndose formado como docentes o no, les bastó el ingenio y la convicción moral para poder llevar a cabo semejante tarea. Por tanto, no espero que los docentes hagan exactamente lo mismo, pero por lo menos tengan en cuenta que hoy el reto de nuestro país - dadas las circunstancias sarcásticas de la vida social que está siempre preocupada en ofrecernos cosas y enseñarnos a maniobrar y a provechar muy bien de las utilidades que ello nos genera-, es grande, la labor del maestro y de la maestra es grande, y es consiste en enseñar a pensar y cuestionar. Luego, cada quien ha de buscar sus propios modelos, y adecuarlos a su propio trabajo, no importa si los extrae de los libros de Teoría educativa, o si aún los recuerda de alguna clase de formación magisterial. Lo importante es acá estar atentos lo más flexibles posible a los cambios de comportamiento que de alguna u otra forma a veces rompen el esquema que ni el propio libro lo explica. He allí la importancia y el peso que dan los años de experiencia educativa, en fin. ( Y es que a veces lo resultados más brillantes son los que escapan al formalismo).
Reconocernos como agentes de la trascendencia para nuestros propios beneficiarios
Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.
Víctor Abraham les saluda.
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