Los trastornos de la democracia
La mentira más grande

La defensa de los derechos democráticos
Yo no defiendo esa palabra, tan manoseada por los gobiernos, llamada "democracia", porque en la práctica, esta no existe; es un engaño de los grandes dueños del poder que dirigen el orden social; bajo esta forma estos gobiernos, mal llamados democráticos, junto con todos sus funcionarios y camaraderías incluídas amparan sus corrupciones, roban y mienten a las grandes masas poblacionales distorcionando su educación, o en todos casos haciéndola inaccesible debido a ranking absurdos, so pretexto de mejorar la calidad educativa. No, esa democracia, tal y como la conocemos es producto de invisibles ejes de ejecución que obedecen a esa necesidad enfermiza de acumulación de riqueza. Lo que yo defiendo, y me empeño en proteger es el cumplimiento de los derechos democráticos, de esos derechos que al hombre y a la mujer les son conferibles desde su nacimiento. Ahora bien, una cosa es defender los derechos democráticos, y otra muy distinta alentar al desorden y anarquía. Aquí no se trata de defender golpes de estado, sino de hacer prevalecer el derecho propio fundamental dentro de un orden ciudadano, y cómo, sí, cómo se logra esto, leyendo, estudiando y discerniendo entre lo bueno y lo malo. Ello, me lleva a pensar algo más, un pueblo instruído probablemente pueda cimentar en el futuro un Estado realmente participativo.
Luego. uno construye las riendas de su propia vida a partir de elegir un camino, o se cruza uno de brazos y no hace nada - que es algo normal, y hasta comprensible- , o simplemente uno se compromete, y hace las cosas- que también sería algo normal y hasta entendible-. Alguien diría diría de pronto, "Espero que te comprometas a "a..." o a "b...", que te involucres en "a..." o en "b..."; yo prefiero decir, "ya estás involucrado o involucrada en ese "a..." o "b...", haz algo". Total, somos sujetos históricos de un tiempo que gira tan rápido, que si no atendemos a su llamado de puerta, ya habrá pasado nuestro ciclo, nuestro momento histórico. Es por ello, que tal vez la juventud sea tan preciada y requerida por el poder,( Me imagino ahora a Wilde retratándose a sí mismo en Dorian Gray, en fin), Por eso jóvenes, la juventud es la mayor capital de esperanza.
Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham les saluda.
en la foto te faltó el otro escritor Thaís
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