Neruda: A propósito de unas pesquisas cortas
Sucede que esta mañana me llegó una información, la misma que está muy relacionada con el autor de, "Veinte poemas de amor...", el Premio Nobel de Literatura de 1971, Pablo Neruda. Es sabido por la ciudadanía en general que dicho personaje fue Cónsul en México durante la década del 40, y posteriormente recibió el Premio Stalin de la Paz en 1953, precisamente un premio soviético creado por el mismo régimen estalinista, y posteriormente desestalinizado por su correligionario, ya convertido, Nikita Jrushchov, cambiando su nomenclatura a "Premio Lenin de la Paz", en sí, la misma cosa, pero en fin, pero ese no es el dato de fondo, salvo por el hecho de querer cubrir una expectativa histórica.
El detalle va más allá, va por el hecho de que Neruda, según Alicia Azuela de la Cueva, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue quien tramitó el asilo de David Alfaro Siqueiros, autor del primer atentado criminal en México contra la vida de Lev Trosky.(Siqueiros vivió su asilo en la ciudad chilena de Chillán, hasta 1943).
El detalle va más allá, va por el hecho de que Neruda, según Alicia Azuela de la Cueva, investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue quien tramitó el asilo de David Alfaro Siqueiros, autor del primer atentado criminal en México contra la vida de Lev Trosky.(Siqueiros vivió su asilo en la ciudad chilena de Chillán, hasta 1943).
Razones particulares tendría el Nobel me imagino; de todos modos sean cuales hubieran sido estas, lo cierto es que fácil resulta deducir ahora ello, a dicha acción le sobrevino una recompensa "extraordinaria", el mismo Premio Stalin, 10 años después, fruto de un servicio al "Partido".
Escribo esto y, pienso que dicha exposición, ahora detallada acá, es otra razón más para aclarar las cosas, si de codependencias y favores partidarios se trata. Al final creo que ahora cobran más fuerza las palabras del italiano Quasimodo, "entre el poeta y el hombre de letras hay mucha diferencia".
Escribo esto y, pienso que dicha exposición, ahora detallada acá, es otra razón más para aclarar las cosas, si de codependencias y favores partidarios se trata. Al final creo que ahora cobran más fuerza las palabras del italiano Quasimodo, "entre el poeta y el hombre de letras hay mucha diferencia".
Desde Lima, Ciudad Capital del Perú.
Víctor Abraham, les saluda.
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