Mirando al futuro

Habría que preguntarnos qué clase política, con toda su prole incluida, es la que quiere heredar el país los próximos treinta años. Basta y sobra decir, que en una democracia falsa donde se resguarda el poder del que dirige y controla, un ciudadano carente de pensamiento divergente, de análisis y cuestionamiento siempre resulta desprotegido, propenso a que se le diga, "Mira, tú puedes elegir quién debe gobernarte,¿viste que somos "democráticos? ¿Viste que convocamos a elecciones libres?". Tremenda mentira, porque un poblador convocado cada cuatro o cinco años para elegir entre quienes tienen el poder de mover inmensos y millonarios procesos de inscripción electoral, nada reales al ingreso diario de un jornal decente, siempre resultará estafado y nada representado, porque no conozco, al menos yo, a alguien sensato que piense, por ejemplo, que un mafioso, bajo el cliché de "empresario", pueda ser símbolo de representación de su propia comunidad, de su propia familia. No, la democracia, desde siempre ha sido eso, juego de poderes, de mentiras y falsas denominaciones, gente real que termina decidiéndose al final por gente irreal. 

Frente a esto, bajo mi particular visión, no veo más allá que una salida sincera, dos diría yo, el cuestionamiento y la crítica respecto al engaño, la doble moral y lo que tenga tinte de conformismo y resignación, sin descuidar lo otro, tan importante como el primero, el trabajo diario sobre la consciencia y la educación de la gente, principalmente de las nuevas generaciones que son beneficiarias directas, al final, de nuestras decisiones presentes. Escribo esto, y pienso en la burla inmensa que los poderes de las distintas democracias del mundo ejercen sobre sus pueblos, a sabiendas de que siempre obtendrán como respuesta, complacencia y sumisión por parte de estos debido a la poca o nula capacidad de reacción organizada, de allí que siempre manifieste, que la consciencia empodera al individuo; expreso esto, y vuelvo a pensar, esta vez en las piezas teatrales de Bambilandia, de la austriaca Elfriede Jelinek,"¿Nosotros hacemos lo que queremos? No, no siempre podemos hacer lo que queremos. Pero no por eso hacemos un escándalo. Somos "auténticos".

Víctor Abraham
 
Lima, Perú Víctor Abraham

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