Unidad de maestros frente a brutalidad del Gobierno: Perú 2.0

El Gobierno peruano a través del ciudadano norteamericano, hoy presidente del Perú. Kuczynski Godard, viene develando su lado más sórdido y frívolo. Su ministra, la Sra. Martens, y su primer ministro, el Sr. Zavala, dos caras para la misma moneda de la indiferencia, no han sido capaces de solucionar este conflicto social de la manera más sensata e inteligente, muy por el contrario sus prácticas acusatorias solo han dejado ver mentiras reiteradas, manipulación de los Gobiernos Regionales para volverlos cómplices de su arrogancia y prepotencia. Su intento de quebrar la Huelga y al Magisterio, en un primer momento, fracasó. Ni las amenazas de despido masivo, ni el congelamiento de las cuentas de los maestros en provincias del interior del país, sumado el frío arreciente de la ciudad de Lima por estos días y el continuo intento de divisionismo que vienen generando consultores y tecnócratas gubernamentales con sus discursos nada acertados en cómodos set de televisión han podido quebrar la voluntad de miles de maestros que siguen de pie.

Represión a los maestros en Lima. Foto: El Comercio

El hecho de tenerlos acostados, durmiendo en las plazas, en pleno invierno, es terrible, es un acto vil y despreciable. La policía sigue golpeando y maltratando a los maestros en las calles con el fin de reducir su lucha reivindicativa, su interés vivo por devolverle la dignidad a esta ciudadanía. Ciertos medios de comunicación en su intento por defender esa tan sonada "democracia" están buscando la gracia del Gobierno demostrando solo ataques constantes y profiriendo burlas al Magisterio Nacional, y eso no se puede permitir. Una educación de calidad, piden, mejor trato y salarios coherentes a la realidad, piden, que se revisen las currículas fracasadas hasta hoy, piden, evaluadores con criterio, gente titulada que evalúen, piden. Ellos, intentan mantenerse en pie con lo que pueden, pero ni palabras ni diálogo sirven para esta gente que maneja los hilos del Poder. La solidaridad sindical frente a la brutalidad de las bombas lacrimógenas, de los disparos de perdigón a la cara, es notoria y evidente. Todo esto, relatado, sucede a vista y paciencia de los casi 32 millones de peruanos, que noche a noche siguen espectadores a través de sus televisoras el desenlace de esta Huelga Nacional de Maestros.

La policía enfrentada con los maestros en las calles de Lima. Foto: Internet

"Regresen a sus aulas, no aceptaremos movimientos violentistas", dicen los tecnócratas. FALSO, la sindicalización es un derecho, y la reivindicación por un trato justo también. Al final, quién es más violenta a la hora de estar en las calles. Se habla de evaluaciones cuando también es un engaño porque no se puede evaluar con exámenes no aplicables a la realidad del país, de cada región, otra vez la política centralista acá. Del mismo modo, aceptar evaluadores sin la más mínima preparación y criterio pedagógico porque a un maestro, no lo va a evaluar un economista, o un psicólogo, o un antropólogo, es decir, un tecnócrata. A un maestro tiene que evaluarlo otro maestro de formación. Así, queda claro, finalmente que no se pueden permitir más chantajes. El rechazo a los preacuerdos por debajo de la mesa es correcto, como también lo es, y muy saludable, el rechazo a decretos de urgencia firmados por obligación a última hora. La huelga va a tener que continuar. "La lucha es política", dicen algunos, movidos por el apasionamiento leve, sin meditar. Yo les pregunto, si así fuera qué decisiones a través de las historia de los pueblos no han pasado por observaciones políticas entonces. Cada ciudadano en sí mismo es un ser político, y la capacidad política da criterio al individuo para analizar su realidad, en fin. A estas alturas, no se puede estar con todos a la vez, o se está con los maestros, o se está con los que mueven los hilos del Poder porque si queremos un país distinto entonces tenemos que ir por él, e ir por él significa hoy, estar de lado de nuestros maestros.

Lima, Perú. 25 de agosto del 2017. 
Víctor Abraham

Represión de maestros en las calles de Lima. Foto. El Comercio

Posdata: Denunciar los abusos del Poder

Hay que seguir atento a los próximos días para ver el desenlace de esta lucha de maestros que es muy justa y propicia. Hay que apoyar en las movilizaciones si se puede, caso contrario por lo menos difundir los acuerdos, fotos, manifestaciones y sucesos diarios porque la prensa manipula todos los días la información engañando a la opinión pública. La ciudadanía tiene que estar informada por las redes sociales de lo que está pasando en las calles. Puesto que, por primera vez en la historia de este país, al menos desde los últimos treinta años, se está intentando fortalecer la consciencia nacional desde las bases regionales, desde las plataformas auténticas de lucha que están propiciando participación masiva de la gente. Hoy vemos, cada vez más personas naturales indignándose y tomando las calles pacíficamente, a pesar de la respuesta represiva de la policía, vemos gente rechazando la insensibilidades de los abusos del Poder, denunciando los atropellos del que son víctimas, rechazando las mediocridades de las clases políticas de este país, y todo eso es bueno, porque los procesos de consciencia en la historia de los pueblos son resultados de acomodos y reacomodos. Estamos yendo por un buen camino como ciudadanos, hay que seguir avanzando firmes, no claudicar en nuestras críticas y apreciaciones. Tenemos que seguir cuestionando lo que se aleje de la ética y se acerque a la mentira. Nuestra generación tiene que entender ello, entender que estamos viviendo tiempos históricos, épocas de formación de consciencia, como diría el profesor y politólogo español Pablo Iglesias, "décadas en las que ocurren muy pocas cosas y meses en donde ocurren décadas". Nuestra generación tiene que entender que tenemos que ser eco repetitivo para las sucesivas generaciones que vienen detrás de nosotros, entender que luchar - y exigir- una educación de calidad es hoy bueno y saludable. Finalmente, entender que cuando las organizaciones de la clase trabajadora expresan su voz en las calles, lo que están haciendo es cambiar la correlación de fuerzas y empezar a escribir el comienzo del fin de las injustas condiciones salariales y laborales de la gente normal.

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