ALBERTO FUJIMORI: LA INTERPRETACIÓN DE UN INDULTO NEGOCIADO (II PARTE)

Ciudadanas y ciudadanos:

Inmediatamente a las Elecciones Generales 2016, en Segunda Vuelta era absolutamente previsible la inestabilidad política, ausencia de liderazgo y poca capacidad de reacción frente a la arremetida de la mayoría parlamentaria del fujimorismo que afrontaría el Gobierno del Sr. Kusynski Godard, virtual ganador con apoyo abierto y descarado de la izquierda, colectivos amparados por ONGs y movimientos como NO A KEIKO, Frente Amplio, aún representado en la figura de la Sra. Verónika Mendoza, hoy Nuevo Perú, Alianza para el Progreso, partido del Sr. Acuña Peralta, Partido Humanista, del Sr. Yehude Simon, y tantos otros, de dudosa procedencia ética, entre ellos la del Sr. Julio Guzmán. Recordemos que fueron 19 listas las que se escribieron inicialmente, quedando 10 finalmente, ya que muchas prefirieron guardarse tras un perfil bajo, al saber que su aceptación era escasa en la población, y por ende no pasarían la valla electoral. Pudimos ver entonces, como todas estas agrupaciones y movimientos, desde sus bases juveniles, iban cerrando filas en apoyo desmesurado y descomunal que abiertamente se acentuaba sin precedentes en favor de los intereses del gran sector económico empresarial de la burguesía y los capitales extranjeros, que quedaban encarnados en la figura del hoy Presidente de la República. Inclusive, movimientos más radicales como el MOVADEF, grupos sindicalistas y sectores anarquistas prefirieron promover el ausentismo, o simplemente un irresponsable voto en blanco.

Asistimos así, a la consumación directa de un Gobierno nacido del fraude, dado el contubernio entre el Jurado Nacional de Elecciones, ente máximo para llevar a cabo los comicios electores, en la figura del Sr. Távara, y grupos políticos como el aprismo y el fujimorismo, encarnados por las figuras de Alan García, el Partido Popular Cristiano, así como Keiko Fujimori, y allegados afines a su partido, todos interesados en desacreditar y sacar, en su momento, de carrera electoral a candidatos, días antes de consumarse las elecciones generales en primera vuelta. Un contubernio fraudulento que bajó la valla electoral a un escandaloso 5% para que la alianza Aprismo - PPC pudiera pasarla (habiendo sido inicialmente de 7%), y que silenció del mismo modo las especulativas y dudosas cifras de procedencia nada éticas que el Partido fujimorista usó para su campaña, y el dinero que este entregó abiertamente para comprarse los votos de buena parte del electorado en pueblos jóvenes.

Así, terminamos asistiendo a un 28 de julio pobre, con una masa anómala y acéfala adueñada del parlamento, cuya mayor votación del electorado nacional paradójicamente, benefició a los miembros de la agrupación fujimorista, heredera de la más grande dictadura represiva y corrupta en los últimos veinticinco años, cuyos mayores íconos de culto fueron el binomio Alberto Fujimori- Vladimiro Montesinos, y un Gobierno totalmente obstruido y obnubilado por la presencia de una mayoría congresal fujimorista, hecho que en su momento advertimos y denunciamos, desde el Movimiento Voto Nulo 2016 que impulsamos. Hoy vemos que este fenómeno de obstrucción, acoso y arremetidas se ha dado hasta el cansancio. Hemos visto de todo, desde mercantilismos, negociados bajo la mesa, corrupciones abiertas destapadas, todas ensombrecidas bajo la figura abyecta de ODEBRECHT, empresa brasileña cuyos niveles de corrupción han sido de los más escandalosos en desmedro de la clase política respecto a la opinión de la ciudadanía. Del mismo modo, nos ha quedado claro que no ha pasado ni un solo día que no se hayan tenido escándalos con la complicidad de este Gobierno en menos de un año de haber asumido, hecho que ha ido mermando en la credibilidad y confianza de este hasta llevarlo a su descomposición. Una disgregación sistemática que terminó opacando la brillantez de un “Gabinete de lujo”, nombre que las clases medias dieron a este equipo de tecnócratas, tras su decisión de acompañar al Presidente en su función de Ministros de Estado, que no pudo por incapacidad moral, desconocimiento de la realidad, o arribismo personal, dar un salto en su tarea de relanzar la industria, y por ende, el capital peruano.

Casos como el “negociado bajo la mesa” de Carlos Moreno, médico del Hospital Loayza, hoy destituido; la renuncia del “ministro del amor”; la total despreocupación previa en la supervisión de construcción de obras públicas, e incapacidad para enfrentar las inundaciones por la crisis climática que sacudió, en gran parte del territorio nacional, y que resultó convirtiéndose en una medida paliativa llamada, Reconstrucción con cambios, hasta hoy en abandono en muchos sectores del norte del país; la cancelación del contrato Kuntur Wuasi del aeropuerto Chinchero en Cuzco con la escandalosa adenda que vista ahora, comprometía intereses y negociados de los ministros y del mismo Presidente de la República; la situación evidente del poder e injerencia del narcotráfico en el Poder Judicial que permitió la liberación de Félix Moreno, expresidente regional del Callao, así como de Wilfredo Oscorima Nuñez, exgobernador de Ayacucho; la condena de Iván Vásquez Valera, expresidente regional de Loreto; la liberación de los asesinos del Barrio king en el Callao; el estallido del escándalo del Grupo Gloria, que vendían escandalosamente leche sin ser leche, a vista y paciencia del INDECOPI y las autoridades sanitarias (después se destaparía todo un escándalo mediático de otros productos de consumo alimentario), ello no haría más que evidenciarnos la presencia de una burguesía nada seria ni ética; el escándalo internacional ODEBRECHT que terminó comprometiendo a los expresidentes, alcaldes del Lima Metropolitana, jueces, fiscales, autoridades regionales, sectores del empresariado emergente. Escándalo, hasta hoy en día, que es manejado al antojo y conveniencia de quienes están comprometidos en estos hechos dolosos, me refiero a toda esta casta política peruana. Todo esto hasta terminar en el indulto “humanitario” al Sr. Alberto Fujimori, que el mismo presidente negoció, y dio luz verde, justo la noche misma del 24 de diciembre, a vista y paciencia mundial, sin que ningún sector organizado de la sociedad civil pudiera reaccionar en el momento, ello debido a la desfragmentación por intereses de estos mismos.

Los acontecimientos como se han ido presentando han generado en la ciudadanía y los pueblos del Perú una grave decepción progresiva, han acrecentado la ruptura de estos con la llamada clase política peruana, así como, originado un creciente escepticismo en entidades del Gobierno, llámase Congreso, Poder ejecutivo, en la figura del Presidente, Poder Judicial, y en su conjunto con todo el aparato de la institucionalidad estatal. Vimos así que la llamada gobernabilidad se iba centrando, a medida que pasaba el tiempo, en la disputa entre un Poder Legislativo cada vez más agresivo y un Poder Ejecutivo cada vez más desatinado, que lejos de generar confianza en la ciudadanía, iba ganando rechazo y acrecentando la indignación ciudadana, cuyas protestas y resistencias organizadas se iban afirmando. Señalamos, así la lucha de los pobladores de Puente Piedra respecto al peaje de la corrupción ODEBRECHT y la impavidez de sus autoridades al interior de la Alcaldía de Lima; las luchas contra las agresiones contaminantes en Las Bambas, Cerro de Pasco; las luchas de los profesionales y ciudadanos contra el mal manejo de la Industria Alimentaria y la comida chatarra, responsable de enfermedades diabetes, obesidad y cáncer.

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Hemos visto grandes movilizaciones ciudadanas contra la corrupción, impulsadas por movimientos de Prisión preventiva, y la contundente paralización de Andahuaylas estrictamente por el mismo tema; la toma del frontis del Ministerio de Salud por 80 niños y sus familiares, venidos de Cerro de Pasco en contra de la descomunal contaminación que la minería produce en estos territorios. Asistimos a la incursión de los profesores, y su huelga nacional que duró poco menos de cuatro meses, que empezó en al Cuzco, extendiéndose rápidamente por las diversas regiones, hasta terminar poniendo en jaque al mismo Gobierno en Lima, cuya respuesta fue las intensas represiones brutales por parte de la policía. Asistimos a la llegada de los agricultores del VRAE, exigiendo poner en agenda mayor apoyo a la agricultura en zonas de sierra y eje de selva del centro del país. 

Hubo desde inicios de este Gobierno presunciones de otorgar un indulto “humanitario” en beneficio de Alberto Fujimori, expresidente preso por genocidio y malversación durante su largo periodo 1990-2000, con intención de quedarse cinco años más. Este se concretó finalmente la noche del 24 de diciembre, lo que marcó una gravedad en la situación política del país hasta el día de hoy. Un indulto, que más allá del directo beneficiario, radica en la forma cómo se dio, en medio de un intercambio de favores políticos, silenciamientos y ausentismos consolidado el jueves 21 de diciembre, trasmitido por las pantallas de televisión nacional. Un corolario de la política de desgaste del Fujimorismo, desde el Parlamento, y la mediocridad del Ejecutivo, en la figura del Presidente de la República y sus ministros de Estado, que han traído hoy renuncias y una crisis generalizada. Una vacancia presidencial por incapacidad moral absuelta, que muchos adeptos celebraron, pero que tres días después traería cola nefasta en la interpretación de muchos sectores, sobre todo jóvenes, y su decepción definitiva en el orden democrático. Quedaría en evidencia abierta la tan defendida Democracia del Poder, que no es otra que una institucionalidad promovida desde las altas esferas para robar, mentir y delinquir. Una vez más las insanias y deseos de poder individualista de los movimientos de izquierdas, furgón de cola del capitalismo, quedaron expuestos ante la opinión pública.

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Mucho se dijo desde antes de la Elecciones Generales del año pasado, respecto a las candidaturas del Sr. Kusinsky Godard, y la Sra. Keiko Fujimori Higuchi, se sostuvo que ambas candidaturas eran más de lo mismo, dos caras de la misma medalla, matices del neoliberalismo. Sin embargo hubo una izquierda en el Frente Amplio, bajo la combinación: Verónika Mendoza- Marco Arana, que se jugó entera por el llamado mal menor, gritando: “KEIKO es peor”, logrando enganchar a así aproximadamente a más de dos millones de electores en la llamada “Salvación de la Democracia”. Días después, la Sra. Verónika Mendoza llamaría a sus adeptos y simpatizantes a apoyar abiertamente en favor del Sr. Kusinsky Godard, hoy Presidente de la República, “Solo queda marcar por PPK”, diría. Los simpatizantes del movimiento Keiko No Va, reforzados por los matices de la Izquierda, se convertirían en los garantes de la Democracia en adelante, creyéndose el cuento del compromiso pactado en favor de la democracia por parte suya y del aún candidato Kusinsky Godard. Otra vez se le mintió al país. Hoy, tras un año de gobierno, vemos de nuevo la dolorosa y frustrante experiencia que la teoría del mal menor es capaz de generar en la ciudadanía, malestar, crisis, sentimiento de odio, y atraso de toda índole. Hemos asistido juntos a este primer año de gestión y nos ha quedado claro que el poder del dinero y el mercantilismo son solo matices en sus agentes políticos, y que es profundamente errado desviar la voluntad de cambio de los pueblos y subordinarla a intereses particulares de los grupos políticos serviles a los poderes del dinero nacional e internacional.

Pero el continuismo de más de veinticinco años, ha servido también para demostrarnos que fujimorismos, aprismos, nacionalismos, socialismos, empresariados, Derechas, Centros, Izquierdas, en sus distintas vertientes y matices, como suelen autodenominarse, ya sea como demócratas, radicales, conservadores, académicos, tecnócratas y sindicalistas, que solo son gente nacida a la luz de combates electorales cada cinco años con diversas afirmaciones en proclama de ofrecimientos, que olvidaron más tarde cuando fueron Gobiernos o convivieron con estos. Gente que solo sintió que se les vino encima el pánico de perder, un día, el usufructo tan deleitoso de la presa, y trataron por todos los medios de encubrirse entre ellos mismos. A esta gente es a quien se las debe combatir sin contemplaciones. Alguien dijo una vez, “pero qué vamos a hacer, ya no nos queda nada, ya nadie cree en nada ni en principios ni en valores”. Pensé luego, y solo atiné a decir, “esta sea entonces una gran oportunidad moral para volver a construirnos otra vez todos desde abajo con nueva gente y nuevas vanguardias”. He allí la importancia de los jóvenes cada vez más cuestionadores y críticos, en las calles, en los centros de estudio, en los establecimientos culturales, en fin, en todo lugar, porque ese es el germen de lo que será más adelante el cambio significativo y real.

Vemos también que hechos como los mencionados no ha sido suficiente para las izquierdas y para ciertos sectores de la burguesía empresarial representados en la figura de la Sra. Mercedes Araoz, Martín Vizcarra, vicepresidente, Ana María Choquehuanca, ministra de la Mujer, y otros, que siguen jugándose entero por darle continuismo y soporte al gobierno corrupto y antipopular del Sr. Kusinsky Godard.

La indignación nacional frente la corrupción y descomposición del gobierno, el rol nefasto del congreso y las políticas atentatorias contra la economía popular y soberanía nacional, sumada a las agresiones contra la ciudadanía a través de los decretos legislativos, ponen en cuestión la continuidad del gobierno en su conjunto. Esto implicaría desde luego, un proceso ético de movilización sostenida a nivel nacional, de articulación de las luchas sociales en favor de la soberanía nacional, de la convocatoria a asamblea de los pueblos regionales y nacionales que marquen la autoorganización, la autodeterminación y la autonomía frente a las nada serias y claudicantes, derechas, centros e izquierdas políticas. Es necesario ahora, abrir un proceso de consciencia social, consciencia nacional y exigencia del cumplimiento de una educación de calidad que forme para la libertad. De la misma manera, abrir espacios para generar movilizaciones y convocatorias más seguidas que desarrollen una propuesta de gobierno, o proyecto de país, y se luche por abrir la discusión de una nueva constitución, o en su defecto el restablecimiento de la Constitución del 79, con algunas actualizaciones. Esto significaría martillar al máximo los niveles de corrupción, no abrigar ninguna ilusión en los partidos de los empresarios, centros, derechas e izquierdas, sino muy por el contrario levantar desde nuestros espacios ciudadanos banderas básicas de luchas por la vida, la protección y defensa de los recursos naturales, la biodiversidad, el territorio nacional y la solución a todas las demandas de las organizaciones populares, para acabar así con esa hecatombe de violencia y guerras desatadas contra la naturaleza, y cualquier tipo de entreguismo en desmedro de la condición social humana.

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Buenos Aires, Perú
29.12.2017
Víctor Abraham

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