UN INDIVIDUO QUE NO DEBE ESTAR AL MARGEN DE LA ATENCIÓN DEL ESTADO

Esa teoría que supone que cada individuo es independiente, y que por tanto no necesitaría del Estado para salir adelante, por lo que, en consecuencia, no se le debería cargar a este de nuestras propias taras y falta de oportunidades, es falsa. Es común escuchar decir a la gente en las calles, "Yo no vivo del Estado ni de los políticos porque trabajo por mi cuenta", algo no tan cierto después del todo. Todo está amarrado por el juego de los burócratas, desde el más mínimo impuesto hasta la ley más descabellada. Este tipo de pensamiento es lo que nos lleva finalmente a la necesidad de un individualismo exacerbado, que se sustenta cada día en un emprendimiento cada vez más solitario dentro de este inmenso orbe globalizado. Nos llenamos más de clientes y consumidores, mientras nos convertimos en empresarios, jefes, o gente que da órdenes, pero perdemos ese sentido humanitario de equidad y lucha por un bien común que se haga fructífero para todos, al menos para ayudar a soliviantar nuestra ajetreada vida. “Para qué luchar contra el Estado, si yo depende de mí mismo”, idea totalmente errónea.

Arrojados por nuestro Estado a un desarrollo globalizado y mercantilista

Bajo este pensamiento del individualismo corporativo, o económico, que mantiene ocupado al productor labrándose un destinado individualizado, se descuida lo más importante, la formación real de la familia, y específicamente de los hijos. Las modas consumidoras estrafalarias y las cortinas de humo diarias, nos hacen olvidar que el Estado tiene una responsabilidad prioritaria en nuestras vidas, al menos en lo que respecta a la provisión mínima de las condiciones necesarias materiales y morales para que los individuos se puedan formar desde sus tempranas instancias vitales, y eso se produce únicamente al interior de los núcleos familiares. Un Estado que opta por los negociados, la corrupción y las cuentas no claras, está simplemente petardeando el normal desarrollo de las proles de una nación, en fin.

Ahora bien, el hecho de la aseveración que sobre las familias, y específicamente sobre los progenitores, hoy recaiga mayor responsabilidad económica de manutención es correcta; ya que es sabido que el desarrollo globalizado y mercantilista de la sociedad es totalmente agresivo, puesto que hace que todos terminemos trabajando por necesidad de un peculio para aliviar nuestras necesidades básicas. Decir esto, que las familias trabajan más hoy en día es correcto, es totalmente adecuado, sin embargo, habría que hacer una observación en como el Estado coadyuva a que estos modelos universales de degradación se afiancen, los mismos que todos podemos percibir diariamente, como diría Dante Elías, un joven amigo en redes sociales: el dinero, la televisión, la toma el control, la deformación de conductas, mitomanías y ambiciones, y probablemente, otras cosas más como la corrupción y la injusticia judicial.

Así, tenemos a un Estado que liquida económicamente a las familias bajo un silencio cómplice, y lo arroja a los brazos de la insensible exigencia económica globalizadora. Sino miremos: el bajo nivel educativo que las escuelas ofrecen a sus beneficiarios, los altos índices de violencia e inmoralidad que propagan irresponsablemente algunos los medios de comunicación proyectados diariamente, bajo tutela de una complicidad estatal que dice, “Son capitales privados, y oh, sorpresa, vivimos en democracia, por eso hay que respetar la libertad de prensa”, medios de información que obran sin respeto absoluto por el código de ética, tenemos una ausencia, o pobre atención, a una educación sexual eficiente y clara, libre de tabúes y complejos, la nula asistencia de capacitaciones y nulos subsidios a los trabajadores del campo y los ganaderos ( no olvidemos que también ellos son padres), el desnivel abrupto de los salarios que obliga a millones de progenitores a laborar más de 8 horas de trabajo razonable, si a eso le sumamos el incremento de informalidad, que es cada vez más grande, debido a la pobre, pasiva y corrupta fiscalización del empleo, vemos así - y lo palpamos-, un silencio total respecto a los abusos de créditos bancarios que obligan a la gente a endeudarse masivamente, mientras que son amenazados de embargos todos los días. Un Estado que se deshace poco a poco de la educación estatal de la ciudadanía, para entregarla a la escuela privada o privatizada, a la que paradójicamente, si estàn catalogadas como pequeñas MYPES, acorrala de impuestos y controles de medidas exacerbadas. Caso, muy diferente, la educación superior privada, entregada a grandes consorcios y monopolios, cuyos dueños en su gran mayoría son los políticos, contratistas privados, banqueros y funcionarios públicos.



Esto, tarde o temprano aterriza, sin darnos cuenta, en eso que muchos conocemos como modo de vida actual, modo de vida “moderno”, cuyos padres, o tal vez solo uno de ellos, trabajen de sol a sol, mientras los niños se quedan solos en casa o encargados, en fin. 

Respuesta necesaria

Tal vez por eso, sea necesario que la gente entienda que no debe tener miedo de hacer política, y con mayor razón los maestros. Es entendible el temor natural a ser manipulados por los grupos políticos, por los operadores políticos, pero se me ocurre de pronto que emitiendo uno mismo sus propias opiniones y haciéndolas respetar desde un plano muy personal, sobre todo si se tiene en cuenta el sentido propio de la preservación de la ética individual, ya puede ser esto un buen inicio. Sucede que una manipulación se da por dos razones, o porque no se lee, o porque nos dejamos llevar por el apasionamiento de la primera impresión, para tal caso, para lo primero, la solución es leer, y para lo segundo, fortalecer uno mismo su propia identidad y autoestima. De allí que coincida mucho con las palabras del profesor y politólogo español juan Carlos Monedero, quien afirma en su CURSO URGENTE DE POLÍTICA PARA GENTE DECENTE, 2014, que, "Emanciparse es librarse de la tutela de quien te marca reglas. De quien te quita tu libertad. (...) la indecencia se convirtió en norma y la decencia se fue volviendo valor escondido. La regla mató la excepción. (...) El siglo XX estuvo marcado por la política y amenazado por la economía. Hoy, hemos inaugurado el siglo de la economía apenas amenazado por la política. Regresó la economía y se exilió la política, reducida a meras cuestiones técnicas para transformar los votos en gobiernos. (...) Sin política somos un ave migrando solitaria sin la referencia de los demás. La política es autoayuda colectiva. El nosotros de nuestro yo". 

15 de Febrero del 2018.
Ciudad de Lima, Perú.

Víctor Abraham

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