EL CASO ANTONIO CAMAYO, IZA MOTORS Y LA FALACIA DEL EMPRENDEDOR EXITOSO

ESTIMADOS JÓVENES:

Con Antonio Camayo, y su historia Iza Motors, ha quedado demostrado una vez más que la definición del emprendedurismo, o del empresario exitoso, no es más que una falacia o mentira, en un país, cuyo mayor ente recaudador, la SUNAT, y sus municipios distritales y regionales, persiguen al pequeño vendedor honesto de bodega, que a punta de esfuerzo diario intenta hacerse de un pequeño negocio.

Jóvenes, me dirijo a ustedes, entendamos bien esto, la figura del empresario exitoso, al menos en este país, solo es posible bajo dos formas, la inmoralidad o el servilismo, por un lado si se es pobre, o la acumulación de riqueza por generaciones anteriores a la suya, si se proviene de cuna de oro, sin mencionar que la acumulación de riquezas también es producto del robo acumulado por decenios de generaciones. Jóvenes, solo así es posible tal milagro. 

Historias como las de Camayo Valverde, cuya fortuna es producto de pertenecer a una organización criminal Los Cuellos Blancos del Puerto, investigada por corrupción de funcionarios y tráfico de influencias, así como de amarres corruptos con poderes políticos y judiciales malsanos, se suman a otras como Joaquín Ramírez, que, oh milagrosamente de cobrador de buses se convirtió en Gerente de inmobiliarias, servicios automotores, y productos informáticos, así como mayor financista de la FUERZA No 1, encarnada en la señora K, durante las últimas elecciones generales 2016. Hoy es sabido que el lavado de activos fue el mayor peldaño de su milagro económico.

Y así, estimados jóvenes, podemos seguir citando a las inmobiliarias de Edwin Oviedo, a Luciana León y su padre, implicados en delitos de enriquecimiento ilícito, los hijos del aprista Jorge del Castillo, cuyas relaciones de poder vienen por herencia; o por narcotráfico, como lo sostiene el investigador Jaime Antezana, caso los Acuña, y su imperio universitario, o las bebidas gaseosas de Los Añaños, y su grupo Ajegroup, en fin.

Por mi parte, solo puedo concluir afirmando que, ni la decencia ni el esfuerzo diario generan riquezas exorbitantes como las que pintan revistas económicas como IGM Investments; dan paliativos, sí, dan relativas comodidades, sí; pero no vidas de lujo y confort, de hombres protectores y mujeres exóticas, o autos de marca, esa es la pura verdad, nos guste aceptarlo o no. Salvo, la destreza de un futbolista, los años que ha dedicado un artista de gran reconocimiento a su trabajo, o un intelectual del primer mundo. Lo demás es mera ilusión.

Lima, Perú
Víctor Abraham

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