Pedido explícito, adolescentes atentos

Ciudadanos:

Hay que apostar por la formación de nuevos liderazgos al interior de las escuelas, sin importar sitio de ubicación o lugar de procedencia porque allí está el futuro, queramos o no entenderlo. Los liderazgos del futuro deben venir acompañados de conocimiento, de mucho conocimiento, pero sobre todo de mucha sensibilidad social, carisma empático, y sobre todo capacidad para no quedarse callado y decir lo que se piensa.

Jóvenes contestarios y cuestionadores harán una mejor nación, una generación de ciudadanos autónomos, responsables y comprometidos con el futuro de esas generaciones que vengan detrás de ellos. Jóvenes que entiendan que la vida es una una dialéctica constante, cíclica y que los cargos y posiciones socioeconómicas van y vienen. 

Generaciones de nuevos jóvenes que no olviden nunca que alguna vez también fueron terneros y que siempre hay que ayudar al débil, al pequeño, al indefenso, al neófito. Jóvenes que nunca dejen de lado esa rebeldía propia e innata que da la etapa de la primera juventud, ni ese romanticismo utópico que guió a los ilustrados franceses del pasado: la nobleza del ideal por ser mejor. 

Generaciones que entiendan que el ejemplo es fundamental, y que el carácter forma el temperamento. Que entiendan que las pasiones no pueden dominar al individuo, sino la razón; y que podemos encontrar en este mundo buenas, regulares, malas y hasta execrables gentes, y aún así entenderlas y ayudarlas en la medida que nos sea posible. Generaciones que entiendan que la fortaleza interior, el valor de la resiliencia, y la sinceridad son más importantes que cualquier relación de amiguismo, o padrinazgo, en fin. 

Generaciones que nunca bajen sus brazos a la lucha diaria; que entiendan que el dinero no puede ser limitante para la realización personal, para la consolidación de un proyecto, que nunca cierren las puertas de su ayuda a jóvenes nuevos, porque - como diría el poeta español Miguel Hernández- "ante la sombra de dos, nos levantamos otros dos, y ante la nuestra se levantarán otros dos de mañana". 

Cada vez más adolescentes y nuevos jóvenes tienen que entender que hay una cita con la historia de nuestro presente, donde nos encontremos: una cita que por el bien de quienes vienen detrás de nosotros, no podemos esquivar. 

El futuro tiene que ser de ustedes, nuevas generaciones, de nueva gente, de gente cada vez mejor, y he aquí el papel de los maestros, de los padres, y los jóvenes actuales, mis contemporáneos, de entender esto, como vital y trascendente: Generaciones presentes que entiendan que tienen el deber de asumirse como MAESTROS DE GENERACIONES. 

El futuro lo construimos todos desde el punto cardinal en que nos encontremos, y desde la acera en que nos ubiquemos. 

Fraternalmente

Víctor Abraham

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